De vez en cuando me encuentro con padres que dejan sin bautizar a sus bebes y que optan por delegar la decisión en sus hijos cuando estos tengan edad de razonar o sean adultos.
A simple vista esto no presenta mayores problemas y es completamente razonable entender que cada persona tiene derecho a elegir una religión determinada, sin embargo para nosotros los católicos, deja de ser una simple decisión e implica una relevancia mayúscula.
¿Por qué tanta importancia?
Fuera de las explicaciones bíblicas, las que están más adelante, el bautizar a un recién nacido se presenta como la oportunidad única de entregar un gran regalo: Ser hijos de Dios y pertenecer a una iglesia.
El bautismo es un don sin exigencias, ya que se entrega por amor y no por imposición, incluso aquellos que no entienden el significado del bautismo saben este principio y el inmenso valor que este regalo posee. No bautizar a un niño indica no hacerlo parte de algo intrínsecamente divino porque el bautismo sella el alma con un signo indeleble de pertenencia a Cristo. Cuando bautizamos a nuestros hijos los consagramos a Dios y Él recibe al niño o la niña como su propio hijo e hija. Nadie puede negar que un niño pertenezca a Cristo.
...y los niños cuando crezcan lo verán como una imposición?
Querer regalar algo importante para ti a un ser que amas mucho no es una imposición, cuando se bautiza a un bebé, no se le impone la fe, sino que se le entrega las herramientas para que comprenda la fe de sus padres y viva esa fe en cristo. El niño, cuando sea mayor es libre de rechazar esa fe, pero la responsabilidad de todo padre cristiano es darle la oportunidad a su hijo de pertenecer a la iglesia y hacerlo participe de los dones de la misma. La fe debe madurar, y por consiguiente cada católico debe confirmarla, eso es lo que hacemos voluntariamente mediante el sacramento de la confirmación.
¿Qué dice la historia?
La tradición de no bautizar a los niños comenzó en la Edad Media con sectas como los Valdenses, los Albigenses y, más tarde, los anabaptistas. Hasta aquel momento la práctica universal no excluía los niños del derecho de bautizarse. Incluso en la época de Jesús, se acostumbraba a circuncidar a los niños al octavo día (Hechos 7,8), y Jesús también fue presentado en el templo cuando era aún un bebé (Lc. 2,21). El bautismo, luego, reemplazaría la circuncisión (Col. 2,11–12). La práctica de bautizar a los niños fue extendida y común ya que educar a los niños en la fe de los padres era costumbre de la época, de hecho cuando la cabeza de la familia recibía el bautismo, se bautizaba a toda la familia (Hch 16,15.33; 18,8; 1 Co 1,16).
¿Que dice la Biblia y la iglesia?
El sentido del bautismo es incorporarse a la iglesia, eliminando la huella del pecado original, en este sentido se dice que “quien no nace del agua y del Espíritu santo no puede entrar en el reino de Dios” (Jn 3,5) es decir que todos necesitamos del bautismo, incluso los niños.
Pedro decía que el bautismo no solo era un don solo para adultos: “Pues la promesa es para vosotros y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos, para el que llame el Señor Dios nuestro” (Hch 2,39).
Además recuerden que Jesús dijo “Dejad que los niños vengan a mi y no se lo impidáis, porque de los que son como ellos es el reino de Dios” (Lc 18,16 y Mt 19,14). Este último texto es interesante puesto que en el texto griego original, la palabra “niños” aparece con la palabra “brepha” que significa infantes, lo cual designa para la época a los niños de brazo, que aún no tienen uso de razón.
El catecismo de la iglesia nos dice que “el bautismo es el sacramento de la fe” (N° 1253 catecismo de la iglesia), y en el caso de los niños se trata de la fe de la iglesia, es por ello que se le pregunta al padrino: ¿Qué pides a la iglesia de Dios? y él responde: "¡La fe!". El catecismo nos asegura que, en el caso de los niños, basta la fe de los padres para ser bautizados, lo cual aparece también expresado e el nuevo testamento en marcos 5, 36, con la hija de cairo, y también en mateo 15,28.
La iglesia también nos enseña que los niños no tienen pecados personales, pero si el pecado original, de allí la frase de Pablo: "Por un sólo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzó a todos los hombres, pues todos pecaron." (Rom. 5, 12). Lo que hace el bautismo es lavar este pecado.
Así que ya sabes, el bautizo de los bebés no es un asunto que se le ocurrió a alguien en un momento determinado, sino que, aparte de ser tradición de la iglesia desde su comienzo, es lo que nos enseña la misma escritura. Bendiciones y hasta la próxima entrada del blog. Ocxavco.
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