Muchos se preguntan hoy cuando será el fin del mundo, algunos, los más eufóricos vaticinan que será el 2012, otros más cautos dicen que aún falta un milenio. Este es un misterio que muchos sabios han dejado inconcluso, desde los mayas, pasando por san Malaquias, hasta Nostradamus, pero ¿Que nos dice la Biblia y la Iglesia al respecto?
Ante tanta angustia e histeria colectiva que ya se está provocando por este tema, lo cierto es que el mundo presente en tiempo y espacio llegará a su fin algún día. Esta es una verdad de fe católica. En ese día, la Biblia nos dice, que los muertos resucitarán y Cristo aparecerá en todo esplendor y majestad para juzgar a toda la humanidad. Eso es lo que llamamos el Juicio Final.
Sin embargo hay que distinguir entre dos conceptos: el juicio final y el fin de los tiempos. El término "fin de los tiempos" se aplica a la Primera Venida del Señor, Cuando Jesús vino a la tierra, fue crucificado y resucitado (Heb 1,2. 9,26 y 1 Cor 10,11) y también a los eventos que sucederán antes de su Segunda Venida (Mt 24,13; y 2 P 3,3).
Ahora bien sobre el fin del mundo, Jesús nos dijo que “nadie sabe nada sobre aquel día, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino sólo el Padre”. (Mateo 24,36).
Y en realidad nadie sabe nada definitivo ni los más eruditos de este mundo, es un fenómeno tan inexplicable que no sabemos si el mundo presente terminará y un mundo nuevo comenzará a existir (Cf. Apocalipsis 12,12).
A este tema la iglesia en su catecismo nos enseña sobre "La esperanza de los cielos nuevos y de la tierra nueva" (Catecismo 1042, 668 y 682) también el Papa Benedicto XVI, hablando en el contexto de Fátima, opinó que no estamos aún en el fin del mundo ya que aún no se han dado los eventos previos indicados por la Biblia.
Lo único de lo que sí estamos seguros es que debemos estar atentos y precavidos “Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora” (Mateo 25,13), es decir debemos trabajar día a día por hacer de este mundo un lugar mejor manteniendo la esperanza de la resurrección. Debemos estar concientes de que en cada paso que demos está presente el Espíritu de Dios. Debemos procurar que nuestras nuestras lámparas de aceite permanezcan encendidas para que no seamos sorprendidos, ¡debemos estar despiertos en la fe!, y no olvidar una gran promesa que nos dejo Jesus: “Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28,19–20). Nos vemos en una nueva entrada del blog. Ocxavco.
Ante tanta angustia e histeria colectiva que ya se está provocando por este tema, lo cierto es que el mundo presente en tiempo y espacio llegará a su fin algún día. Esta es una verdad de fe católica. En ese día, la Biblia nos dice, que los muertos resucitarán y Cristo aparecerá en todo esplendor y majestad para juzgar a toda la humanidad. Eso es lo que llamamos el Juicio Final.
Sin embargo hay que distinguir entre dos conceptos: el juicio final y el fin de los tiempos. El término "fin de los tiempos" se aplica a la Primera Venida del Señor, Cuando Jesús vino a la tierra, fue crucificado y resucitado (Heb 1,2. 9,26 y 1 Cor 10,11) y también a los eventos que sucederán antes de su Segunda Venida (Mt 24,13; y 2 P 3,3).
Ahora bien sobre el fin del mundo, Jesús nos dijo que “nadie sabe nada sobre aquel día, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino sólo el Padre”. (Mateo 24,36).
Y en realidad nadie sabe nada definitivo ni los más eruditos de este mundo, es un fenómeno tan inexplicable que no sabemos si el mundo presente terminará y un mundo nuevo comenzará a existir (Cf. Apocalipsis 12,12).
A este tema la iglesia en su catecismo nos enseña sobre "La esperanza de los cielos nuevos y de la tierra nueva" (Catecismo 1042, 668 y 682) también el Papa Benedicto XVI, hablando en el contexto de Fátima, opinó que no estamos aún en el fin del mundo ya que aún no se han dado los eventos previos indicados por la Biblia.
Lo único de lo que sí estamos seguros es que debemos estar atentos y precavidos “Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora” (Mateo 25,13), es decir debemos trabajar día a día por hacer de este mundo un lugar mejor manteniendo la esperanza de la resurrección. Debemos estar concientes de que en cada paso que demos está presente el Espíritu de Dios. Debemos procurar que nuestras nuestras lámparas de aceite permanezcan encendidas para que no seamos sorprendidos, ¡debemos estar despiertos en la fe!, y no olvidar una gran promesa que nos dejo Jesus: “Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28,19–20). Nos vemos en una nueva entrada del blog. Ocxavco.
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